Ó
Hoy quería contaros algo, una escena que
presencie hace unos días, y que por un momento me hizo pensar: “Pero donde coño
estamos...”; si, quizás os sorprenda esa reflexión, pero es que no logro
entender como en un país que supuestamente pertenece a la UE, todavía estemos así.
Bueno os cuento, era un día soleado, de esos pocos que se ven por aquí a lo
largo del año, y digo pocos, no porque no los haya soleados, sino porque la
temperatura de ese día, era de esas que casi que te obliga a ir a la playa a
refrescarte para no asarte. Pues eso que me fui a la playa con una amiga, y sin
pararnos mucho a decidir a qué playa íbamos, acabamos en una de las muchas que
tienen bandera azul por esta zona, pues si bandera azul, ese galardón que según la wikipedía:
“exige el cumplimiento de normas de
calidad del agua, la seguridad, la prestación de servicios generales y de
ordenación del medio ambiente”. Permitidme subrayar lo de prestación de
servicios generales.
Retornemos a la historia para no perdernos,
llegamos a la playa, que por cierto estaba llena de gente ese día, y después de
buscar un sitio alejado del tumulto, me dispuse a colocar la toalla para
disfrutar de ese día de sol por supuesto, al rato de estar tumbado tomando el sol
y departiendo con mi amiga sobre nuestras vidas, pues me incorpore y vi como se
acercaba casi a nuestro lado, una familia de turistas (no sabría decir si
franceses, ingleses o alemanes), eso sí, estoy segurísimo que eran de algún país
de la UE. Cuando digo familia me refiero a padres, hijos, tíos y no recuerdo si
había algún abuelo, y como no, la mascota de la familia un pequeño Cocker Spaniel de color negro y muy educado
por cierto, ya que no se despego de su lado desde que entro en la playa.